AHORA EN

http://cartaalobispo.blogspot.com/

Virginidad Masculina

San Vicente Ferrer








Durante su juventud lo asaltaron violentas tentaciones y, además, como era extraordinariamente bien parecido, varias mujeres de dudosa conducta se enamoraron de él y como no les hizo caso a sus zalamerías, le inventaron terribles calumnias contra su buena fama.


Santo Tomas de Aquino 

Sus hermanos, al ver que no logran convencerle contra su vocación, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás la confronta con un tizón encendido y la amenaza con quemarle el rostro si se atreve a acercársele.  La mujer huyó espantada.

Santo Domingo de Guzmán

El amor por la pureza de Domingo fue tan perfecto que en su lecho de muerte, al hacer una confesión pública en frente de sus hermanos, pudo decir: "Gracias a Dios, cuya misericordia me ha conservado en perfecta virginidad hasta este día; si deseáis guardar la castidad, evitad todas las conversaciones peligrosas y vigilad vuestros corazones". Y entonces, sintiendo remordimiento, dijo a Fray Ventura, Prior de Bolonia: "Padre, temo que he pecado hablando de esta gracia delante de los hermanos". La pureza de su alma y el deseo de que sus hijos le imitasen le llevaron a hacer esa revelación

San Luis Gonzaga

Obligado por su rango a presentarse con frecuencia en la corte del gran ducado, se encontró mezclado con aquellos que, según la descripción de un historiador, "formaban una sociedad para el fraude, el vicio, el crimen, el veneno y la lujuria en su peor especie". Pero para un alma tan piadosa como la de Luis, el único resultado de aquellos ejemplos funestos, fue el de acrecentar su celo por la virtud y la castidad.

San Antonio de Padua

No le faltaron las pruebas. En la juventud fue atacado duramente por las pasiones sensuales. Pero no se dejó vencer y con la ayuda de Dios las dominó. El se fortalecía visitando al Stmo. Sacramento. Además desde niño se había consagrado a la Stma. Virgen y a Ella encomendaba su pureza.

La Gloria del Papado - S.S. Pio VII

S.S. Pio VII


Entonces, en mí sólo tendréis a un humilde monje llamado Barnaba Chiaramonti, pero nada más”.


Napoleon habia "invitado" al Papa a que le coronase como Emperador...
Pasados los fastos de la coronación y vuelto a las preocupaciones políticas, el Emperador daba largas al Papa respecto a su retorno a Roma.


Napoleon, aduciendo que el paso de los Alpes en invierno era por lo menos una imprudencia, logró que Pío VII permaneciese unos meses en París, alojado espléndidamente en el Pabellón de Flora de las Tullerías. La intención de Napoléon era, desde luego, prolongar indefinidamente la estancia del Papa para hacerla servir a sus intereses.


Un miembro de la corte imperial sugirió al Pontífice que fijara su residencia en Aviñón, como habían hecho sus predecesores en el siglo XIV. Éste respondió diciendo que no le importaba lo que hicieran con él, pues antes de partir de Roma había dejado instrucciones precisas según las cuales, si se le retenía contra su voluntad, los cardenales debían considerarlo como dimitido a todos los efectos. Entonces, aseguró, en mí sólo tendréis a un humilde monje llamado Barnaba Chiaramonti, pero nada más”.

Ante este argumento, que le fue comunicado, Napoléon dejó finalmente marchar a Pío VII, que emprendió su regreso a Roma el 4 de abril de 1805

Rito del Bautismo

Nota: Rito a seguir antes de la reforma liturgica


  • En el antiguo código, canon 770, se mandaba con obligación grave que los recién nacidos se bautizaran quam primum (lo más pronto posible)
  • El nuevo código, canon 867,1, estipula que los padres tienen la obligación de hacer bautizar a sus hijos en las primeras semanas
  • Canon 856: Aunque el bautismo puede celebrarse cualquier día, es sin embargo aconsejable que, de ordinario, se administre el Domingo o, si es posible, en la Vigilia Pascual


  • Como apunta el canon 867.2, seria deseable que durante el embarazo los padres ya fueran entrando en una dinámica de preparación y catequesis
La Iglesia ya considera al feto un candidato a la comunidad eclesial, mientras que otros (lease protestantes) lo supeditan  a un derecho de autodeterminación (?)



  • Dice el canon 861 sobre la posibilidad de que, en caso de necesidad, cualquier persona movida por recta intención, aunque no esté bautizada, puede bautizar válidamente
Las situaciones han sido así: nacimiento delicado de la criatura, toses y movimientos extraños por parte del infante, alarma del padre y bautizo apresurado por peligro de muerte del neonato, por si acaso.
Pasado el peligro, en estos casos procede un bautizo sub conditione; puesto que es un bautizo válido, no se puede volver a bautizar, lo que corresponde es ir inmediatamente a la parroquia y anotar el sacramento en las circunstancias en las que se ha dado.

Si la criatura ha sido bautizada, bautizada está. Luego entonces se suplen las ceremonias secundarias del rito bautismal (bendiciones, exorcismos, sal, unciones, capillo, cirio, etc.), y sólo si hay duda positiva acerca de la validez del bautismo conferido se debe reiterar bajo condición

En los libros bautismales de antes, celosos párrocos reflejaban esta clase de acontecimientos en las partidas de bautizo:
  • Fue bautizado ante peligro de muerte por la partera, o por la comadre, o por el médico cirujano en la casa de sus padres y, cerciorado de la validez de dicho bautismo le suplí las ceremonias que manda el ritual al día siguiente.
  • Se le echó agua en casa de sus padres, y dudando de la validez de dicho bautismo le bauticé sub conditione.
  • Ante los niños que se encontraban abandonados. Bauticé sub conditione a .... porque fue encontrado en la casa de ..... sin cédula de estar bautizado.
¡¡Donde están esos celosos sacerdotes!! Que Dios premie sus desvelos


¿Inmersión o Infusión?
(¿tambien Aspersión?)
 
La Iglesia prescribe el bautismo por inmersión o por infusión, cf. can. 854 - "Baptismus conferatur sive per immersionem sive per infusionem, servatis Episcoporum conferentiae praescriptis." Esto fue el caso también en el código de 1.917 (can. 758) y en el Ritual Romano (II, i, 10). "Licet baptismus conferri valide possit aut per infusionem, aut per immersionem, aut per aspersionem, primus tamen vel secundus modus, aut mixtus ex utroque, qui magis sit in usu, retineatur, secundum probatos diversarum Ecclesiarum rituales libros."
 
El bautismo por aspersión es teóricamente válido, con tal de que el agua corra por la cabeza, ya que el bautismo es, por su misma natura, una ablución
 
De la antigua práctica del Bautismo por inmersión. No eran pilas, sino fuentes bautismales y podían tener varias formas: cruciformes, cuadradas, octogonales..., pero siempre con dos escaleras: una para entrar y otra para salir. De esta manera se evidenciaba mejor el simbolismo que explica San Pablo: entramos en la muerte de Cristo (inmersión en el agua, un elemento mortal para el hombre) para despertar a la vida nueva (salida del agua como hombres nuevos).
 
 
 
 
En la puerta de la iglesia
 
 
 
Sacerdote: (nombre del niño) ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?
Padrino: La fe.
Sacerdote: ¿Qué es lo que te da la fe?
Padrino: La Vida Eterna
Sacerdote: Si quieres, pues, entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos. Amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón y con toda tu mente y al prójimo como a ti mismo.
 
El Sacerdote sopla tres veces suavemente en la cara del infante y, dirigiendose al demonio, en cuyo poder está aquella alma por el Pecado Original, le dice imperiosamente:
Sal de éste (niño) espiritu inmundo, y da lugar al Espiritu Santo Consolador
 
Hace en seguida el Sacerdote la señal de la Cruz en la frente y el pecho del infante, diciendo:
Recibe la señal de la Cruz, tanto en la fren+te como en el pe+cho; asume la fe de los celestiales preceptos; y procura guiarte por ellos para poder ser el templo de Dios.
 
El Sacerdote prosigue diciendo:
Oremos: Os pedimos, Oh Señor, que escuchéis con bondad nuestras plegarias y guardéis con vuestro eterno poder a éste vuestro elegido (nombre del niño) señalado con el signo de la Cruz; para que, guardando los principios de la grandeza de vuestra gloria, merezca llegar a la gloria de vuestra redención con la guarda de vuestros mandamientos. Por Cristo Nuestro Señor. R. Amén
 
Pone el Sacerdote la mano sobre la cabeza del bautizado, como significando que Dios le protegerá; y teniéndola extendida, dice:
Oremos: Omnipotente y eterno Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo; dignaos mirar a este siervo vuestro (nombre del niño), al que os habéis dignado llamar a los principos de la fe; quitad toda ceguera de su entendimiento; romped todos los lazos de Satanás; abridle las puertas de vuestra piedad para que con la plenitud de vuestra sabiduria se vea libre del hedor de todas las concupiscencias y, alegre con el suave olor de vuestros preceptos, os sirva en vuestra Iglesia y adelante en virtud de día en día. Por el mismo Cristo nuestro Señor. R. Amén
 
Pone el Sacerdote un poquito de sal en la boca del infante, para significar que, así como la sal preserva de la corrupción, le preserve Dios de la corrupción del pecado; y dice:
Sacerdote: (nombre del niño) recibe la sal de la sabiduria, seate propiciacion para la vida eterna R. Amén
Sacerdote: La paz sea contigo R. Y con tu espiritu.
Sacerdote: Oremos: Oh Dios de nuestros padres, Dios Creador de toda verdad, os pedimos humildemente que os dignéis mirar propicio a este vuestro siervo (nombre del niño); y ya que ha gustado por primera vez ésta sal, no permitáis que se vea por más tiempo privado de este celestial alimento, antes sea fervoroso de espíritu, alegre en la esperanza y constante servidor de vuestro Nombre, conducidle, Señor, a la limpieza de la nueva regeneración, para que merezca conseguir con vuestros fieles servidores los eternos premios que nos habéis prometido. Por Cristo nuestro Señor. R. Amén
 
Con el poder que de Dios ha recibido, el Sacerdote increpa imperiosamente al demonio con estas palabras:
Yo te conjuro, espiritu inmundo, en el nombre del + Padre, y del + Hijo, y del Espíritu + Santo, a que salgas y que te apartes de este siervo de Dios (nombre del niño), Reprímate Él, oh maldito condenado, Aquel que a pie enjuto caminaba sobre el mar y alargó la mano a Pedro cuando se iba sumergiendo.
Así, pues, oh maldito diablo, reconoce tu justa condenación, y honra a Dios vivo y verdadero; honra a su Hijo Jesucristo y al Espíritu Santo, y márchate de este siervo de Dios (nombre del niño), a quien Jesucristo, nuestro Señor y Dios, ha llamado a Si por su gracia, con la bendición y recepción del santo Bautismo.
 
Otra señal de la Cruz hace el Sacerdote sobre la frente del infante, al mismo tiempo que conjura de nuevo al espíritu maligno, y dice;
Y tú, maldito diablo, no te atrevas nunca a profanar esta señal de la + Cruz, que yo acabo de poner sobre su frente. Por el mismo Cristo, Señor nuestro. R. Amén
 
Pone la mano sobre la cabeza del infante en señal de que no le faltará la asistencia de Dios y, teniéndola extendida, dice:
Oremos: Señor santo, Padre Omnipotente, eterno Dios, autor de toda luz y verdad; os suplico que derraméis vuestra justísima y eterna piedad sobre éste siervo (nombre del niño), para que le iluminéis con la luz de vuestra inteligencia; limpiadle y santificadle; dadle la verdadera ciencia para que, haciéndose digno de la gracia del Bautismo, tenga una fe firme, un recto consejo y la santa doctrina. Por Cristo, nuestro Señor. R. Amén
 
El infante permanece aún fuera de la iglesia, en el pórtico, pues no es digno de entrar en ella. Ahora el Sacerdote, después de los exorcismos que ha dirigido contra el maligno espíritu, pone el extremo izquierdo de la estola sobre el infante y le conduce hacia la pila para recibir la Gracia Bautismal. Al mismo tiempo dice:
Sacerdote: (nombre del niño), entra en el templo de Dios, a fin de que tengas parte con Cristo en la vida eterna, R. Amén
 
Dentro de la iglesia
 
Entrados en la iglesia, mientras caminan hacia la pila donde se ha de practicar el Bautismo, rezan el Credo y el Padrenuestro, practicando así un acto de fe pidiendo gracia a Jesús, cuyo discípulo va a ser dentro de poco el infante.
 
Ante el Baptisterio
 
Exorcismo solemne. Un poco antes de llegar a la pila, de espaldas a la puerta del baptisterio, el Sacerdote exorciza y conjura otra vez al demonio, diciendo:
Yo te conjuro, espíritu inmundo, en nombre de Dios + Padre Omnipotente, y en nombre de Jesucristo + Hijo suyo y Señor y Juez nuestro, y en virtud del Espíritu + Santo, que te marches de ésta criatura (nombre del niño), que es imagen de Dios, y al cual nuestro Señor se ha dignado llamar a su santo templo para hacerle templo de Dios vivo, y para que more en él el Espíritu Santo. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y al mundo con el fuego. R. Amén
 
Luego el Sacerdote, con el pulgar de la mano derecha e imitando a Jesús, que con esta ceremonia curó al sordomudo, toma un poco de saliva para tocar las orejas y la nariz del infante. (Este rito podría omitirse si lo aconsejase una causa racional)
Éfeta (tocando la oreja derecha), que significa: Abrios (tocando la izquierda).
En olor (tocando la nariz del lado derecho) de suavidad (al lado izquierdo).
Y tú, diablo, huye, porque se acerca el juicio de Dios.
 
Antes de proceder al Bautismo, el Sacerdote en nombre de Dios, exige que el bautizado renuncie a Satanás y a todas sus obras. Y así pregunta al infante llamándole por su propio nombre, contestando por él sus padrinos:
Sacerdote: (nombre del niño) ¿Renuncias a Satanás?
Padrino: Renuncio
Sacerdote: ¿Y a todas sus obras?
Padrino: Renuncio
Sacerdote: ¿Y a todas sus pompas?
Padrino: Renuncio
 
El padrino o la madrina descubren la cabeza del infante y un poco del pecho y de la espalda. El Sacerdote moja el pulgar con el óleo de los catecúmenos y con el unge al infante en el pecho y en la espalda, formando una cruz en cada parte, diciendo:
Yo te unjo + con el Óleo de la salvación en Jesucristo nuestro Señor, para que tengas la vida eterna. R. Amén
 
Limpia el Sacerdote con un poco de algodón o estopa su pulgar y las partes ungidas del infante.
 
En el Baptisterio
 
Las ceremonias hasta aquí realizadas no son más que una preparación para el acto del Bautismo.
Deja el Sacerdote la estola morada, señal de penitencia, y toma la estola blanca. Entra en el presbiterio, y con él los padrinos llevando al infante. Ante la pila, donde éste ha de recibir el Bautismo, el Sacerdote hace las siguientes preguntas, llamando por su nombre al infante, a las que responde en su nombre el padrino:
Sacerdote: (nombre del niño), ¿Crees en Dios Padre Omnipotente, Creador del Cielo y de la tierra?
Padrino: Creo
Sacerdote: ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo y Señor nuestro, que nació y padeció?
Padrino: Creo
Sacerdote: ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, la resurrección de la carne y la vida eterna?
Padrino: Creo
 
Y sigue la última pregunta, definitiva, resolutiva, decisiva. Dice el Sacerdote al infante, llamándole por su nombre:
Sacerdote: (nombre del niño) ¿Quieres ser bautizado?
Padrino: Si quiero.
 
Los padrinos toman al infante, el cual tendrá la cabeza desnuda y la cara hacia abajo. El Sacerdote con una concha toma el agua bautismal y la derrama tres veces sobre la cabeza, en forma de cruz, diciendo al mismo tiempo las palabras sacramentales:
Sacerdote: (nombre del niño), YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PA+DRE, Y DEL HI+JO, Y DEL ESPÍRITU + SANTO
 
El infante es ya cristiano; ha recibido el Sacramento regenerador; se le ha comunicado la vida divina, la Gracia, se le ha perdonado el Pecado Original, es miembro de la Iglesia Católica y tiene derecho al Cielo.
 
En seguida el Sacerdote moja el pulgar con el santo Óleo del Crisma y unge al infante en la extremidad de la cabeza, en forma de cruz, diciendo:
Dios Omnipotente, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha regenerado con el agua y el Espíritu Santo, y que te ha perdonado todos tus pecados (aquí le unge), Él mismo te unja con el Crisma + de salvación, en el mismo Jesucristo, nuestro Señor, para la vida eterna. R. Amén
Sacerdote: La paz sea contigo. R. Y con tu espíritu.
 
Después que el Sacerdote ha limpiado con algodón su pulgar y la parte ungida del infante, pone sobre él la vestidura blanca para indicar que ha de guardar toda su vida la Gracia que acaba de recibir.
Sacerdote: Recibe la vestidura blanca que puedas llevar limpia y pura ante el tribunal de nuestro Señor Jesucristo, para que tengas la vida eterna. R. Amén
 
Da el Sacerdote una vela encendida al niño, o al padrino, en su nombre, para significar el buen ejemplo de vida cristiana, que ha de dar siempre, procurando no mancillar nunca su alma con el pecado.
Sacerdote: Recibe la vela encendida, y guarda los mandamientos de Dios, para que, cuando el Señor viniere a las celestiales bodas, puedas salir a su encuentro juntamente con todos los Santos en el Cielo, y vivas eternamente. R. Amén
 
Terminadas todas las ceremonias del Santo Bautismo, el Sacerdote despide al recién bautizado con unas palabras que recuerden las que Jesús solia dirigir a sus Apóstoles:
Sacerdote: (nombre del niño), vete en paz, y el Señor sea contigo. R. Amén

San Juan de Letrán

“Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput”
 "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo"


Archibasilica Sanctissimi Salvatoris et Sancte Ioannes Baptista et Evangelista in Laterano

Dedicada a: Cristo Salvador
Iglesia Catedral: Sede del Obispo de Roma, Primado de todos los Obispos del Mundo; el Papa.

Estado Vaticano
Aunque ubicada en la Ciudad de Roma, en Italia, esta Basilica entra en el derecho de Extraterritorialidad que reconoce la independencia y soberanía de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano con el Papa como su Jefe de Estado, otorgándole el uso exclusivo de su territorio, pero no la propiedad.

Solamente se puede llamar Basílica a aquellos templos a los cuales el Sumo Pontífice les concede ese honor especial. En el mundo existen pocos templos con la categoria honorifica de Basilica.
Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia.

Historia:
Imperio Romano: En el Monte Celio existia un conglomerado de Residencias Palaciegas habitada por la Clase Alta de la ciudad
En el Siglo I. una de las residencias que más destacó fue la de Plaucio Laterano, barón consular que llegó a revelarse contra el Emperador Nerón para salvar al Imperio de sus locuras.
Descubierta la conspiración, Nerón mando ejecutar a Plaucio y expropio sus bienes, entre ellos su palacio, que perteneció a sus sucesores imperiales hasta Constantino I.
El emperador Constantino I, al decretar la libertad de culto, concedió a los cristianos el permiso para construir templos, y le regaló al Sumo Pontífice, S.S. Melquiades, el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa S.S. Silvestre I convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324.

Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre.

Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan. 
  • En este espacio se celebraron 5 Concilios Ecumenicos
  • Aquí se firmó el Tratado de Letran terminando con la Cuestion Romana
Altar y Baldaquino

sobre el Altar Mayor y cubiertas de plata, se conservan las cabezas del Apostol Pedro y de San Pablo, (los cristianos obtubieron estas pues era costumbre romana, entregar a los deudos las cabezas de los reos ejecutados)



Portones
Las grandes puertas de bronce que dan acceso a la basilica, son las puertas originales de la curia del Senado Romano, provenientes del Foro Romano

Los Apóstoles
El interior de la basilica esta flanqueado por las estatuas de los Apostóles


San Pedro                            San Juan


San Bartolomé                                     San Andrés

Santiago el Mayor                            San Felipe

San Mateo                      Santo Tomás

Santiago el Menor        San Judas Tadeo

San Pablo "Apóstol de los gentiles"                 San Simón


Sede del Vicario de Cristo
Obispo de Roma
Patriarca de Occidente
Sucesor de San Pedro





San Agustín de Hipona recomienda: "Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma".


Destrucción de la Catedral de México


Juan José Baz y Palafox, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México
Nunca pudo realizar su sueño más acariciado: demoler la Catedral de la Ciudad de México a cañonazo limpio







Fue cuatro veces gobernador del Distrito Federal, la primera a instancias de Benito Juárez

Semana Santa de 1856, a este jefe de gobierno, casi siempre furioso, le negaron rotundamente la entrada al recinto. Y no era para menos: Juan José quería participar de los oficios del Jueves Santo entrando a la Iglesia Catedral montado en su caballo.


La negativa de los sacerdotes lo sulfuró y al día siguiente, Viernes Santo, regresó con la artillería pesada (cañones), mismos que colocó y dispuso frente al atrio, mandando a la tropa a rodear el sagrado inmueble.

El pueblo reaccionó de inmediato, y en medio del fervor religioso que caracterizan tales fechas, enfureció y se amotinó frente a la Catedral. La situación, tensa y a punto de estallar, llevó a Juan José Baz a replegarse, y así, el extremista ateo se quedó con las ganas de reventar en mil pedazos la Catedral Metropolitana.

Paradojicamente:

Juan José Baz, el fanático y demagógico Jefe de Gobierno de la Ciudad de México promulgó las siguientes órdenes para dar fuerza legal y física al Gran Latrocinio:
  1. El dueño de cualquier imprenta, que clandestinamente imprima algo que tienda a contrariar la ejecución de los decretos del Gobierno, pagará 500 pesos de multa, o sufrirá un año de obras públicas y el cierre de su establecimiento.
  2. Cualquier impresor o cajista, que haga otro tanto, 200 pesos de multa o cuatro meses de obras públicas
  3. Cualquier persona que trabaje en dicho taller, 100 pesos de multa o dos meses de obras públicas
  4. Cualquier persona que intentare circular dichos escritos, los tirare por las calles o fijare en parajes públicos, un año de grillete, sin que le sirva de excusa la ignorancia del contenido de los impresos...etc (Cuevas, op. cit., V, 307)
Era en verdad la Inquisición y la libertad de prensa, pero al revés. ¡Y se llamaban "Liberales"!

[México Anticatólico] Pillaje, Robo y Latrocinio de los "heroes"; Comonfort y Lerdo de Tejada

1856 Ley Lerdo
El obispo de Michoacán protestó en términos enérgicos contra la confiscación.

José Lazaro de la Garza y Ballesteros
Arzobispo de México
25° Sucesor de Fray Juan de Zumarraga
S.S. Pio IX
254° Sucesor de San Pedro
[1846-1878]
El Arzobispo de México, Lazaro de la Garza y Ballesteros, propuso en términos correctos al Gobierno que el asunto se sometiese al Papa S.S. Pio IX, para un arreglo equitativo; pero los hombres que mandaban no estaban para entrar en arreglos, sino que estaban resueltos a confiscar.


Y debe hacerse notar, para honor del clero mexicano, que, entre todos sus miembros fuera de una o dos excepciones, ningúno se aprovechó de la ocasión para comprar barato en la subasta de Lerdo de Tejada, que dejo al Gobierno solamente $3.000.000 (tres millones de pesos, de los $44.000.000 calculados)
Un verdadero fiasco..!!!

Sin embargo, la confiscación había servido para los fines políticos de difamar a la Iglesia y sus ministros.

La obra humanitaria de la Iglesia era públicamente reconocida aun por Don Juan A. Mateos, masón y autor de la Historia Parlamentaria del Congreso de México desde 1821 a 1857
En 1893 Mateos hizo la siguiente asombrosa y elocuente afirmación:

"En los días del antiguo régimen, cuando el clero poseía muchas fincas rurales y urbanas, año tras año pasaban sin las vergonzosas subastas de que actualmente tantas familias son víctimas. La sórdida avaricia de los actuales propietarios no conoce compasión, mientras que la Iglesia, animada por el espíritu típicamente cristiano, toleraba y condonaba. La Iglesia prestaba su capital al módico interés de 4, 5 y 6 por 100, tarifa legal entonces, y hoy desconocida. Decretos de embargo de bienes por préstamos de esos capitales eran casi del todo desconocidos"

El párroco de Zacapoaxtla, cerca de Puebla, debe haber leido lo que dijo el protestante John Knox, o sea, que todo hombre cristiano (léase protestante) tenía el derecho de matar a todo idólatra (léase católico), si se le ofrecia la oportunidad, y debe haber sabido también que el mismo Knox se sentia muy valentón cuando tenía a sus espaldas una fuerte guardia. De igual modo, siendo los pronunciamientos cosa de todos los días, ese párroco hizo el suyo en contra de Comonfort; pero fue derrotado, y , como era de la Diocesis de Puebla, Comonfort confiscó todos los bienes de dicha diócesis y expulsó del país sin proceso judicial al Obispo, Monseñor Labastida, por expresiones que se le atribuyeron en el púlpito contra el Gobierno de Comonfort.

Ignacio Comonfort
Presidente de México
Eso pasaba en Marzo de 1856, meses antes de la promulgación de la Ley Lerdo de Tejada

[México Anticatólico] Bienes "improductivos" de la Iglesia

Durante el período colonial los capitalistas de México (dueños de minas, hacendados y otras clases de ricos) eran, por regla general, hombres cuya fe y tradiciones católicos les hacían ver sus obligaciones cristianas y culturales para con el pueblo.
A consecuencia de ello construyeron iglesias con escuelas (Vasconcelos hace notar que cada iglesia tenía su escuela en alguna forma), y, además, levantaron casas de huérfanos, hospitales y obras de caridad, e hicieron venir de España obras de arte o las hacian en México, y adornaban los templos con candeleros y barandillas de plata (en un país donde la plata y el oro eran tan baratos como la madera) y los proveian de vestiduras y vasos sagrados exquisitos que fabricaban artesanos del mismo país, con piedras preciosas para realzar su valor.


Considerábase entonces que uno de los deberes del caballero cristiano era el hacer todo eso.

Muy en contraste con lo dicho es lo que se ve ahora, donde los avorazados capitalistas ni siquiera tienen en mente procurar a los niños de sus obreros, un terreno para que jugasen.

Cuando se inauguró en Chicago el "Palmer House Hotel", en 1873, el piso de la peluquería estaba adornado con 825 monedas de plata de un dólar, y después de tres años, habiendo sido prohibido por el Gobierno Federal semejante uso de las monedas, los dólares americanos fueron sustituidos por pesos de plata de México, pero de todos modos el suelo quedó recubierto de plata (Chicago Tribune, Dec. 14, 1945)

Ningún eclesiástico tuvo jamás en México unas entradas personales que pudieran compararse, ni de lejos, con las que los gobernadores actuales se enriquecen, ya que los ingresos de los sacerdotes eran a título de fideicomiso, y la mayor porción de ellos se empleaban en obras de caridad.



Por otra parte, los bienes de la Iglesia, que consistían en fincas inmuebles, en ornamentos preciosos y vasos sagrados, eran los donativos de los fieles por espacio de 300 largos años.


Madame Calderón de la Barca escribiendo en 1840 dice:
"Estoy firmemente convencida de que no hay otro país en el mundo donde se ejerciten las obras de caridad, así pública como privada, en tan grande escala y me inclino a creer que, en general, la caridad es nota caracteristica de un país católico"
Pero se lamenta de que:
"la furia revolucionaria, que hace gala de destruir todo establecimiento, bueno o malo", haya destruido muchas instituciones beneficas...

Cuevas presenta un análisis pormenorizado de los bienes de la Iglesia, y básandose en muchos documentos oficiales, calcula el valor total de ellos en menos de cincuenta millones de pesos (su cifra es... $44.500,000).
Las entradas ANUALES de un sacerdote ordinario eran como de $1.000, pero para muchos se quedaban en $200; los religiosos de ambos sexos contaban con $180, incluso los novicios y el personal de la casa. (Cuevas op. cit., V, 284-306)

Edicto de Milán / Edicto de Tesalónica

Edicto de Milán

"Decretaba la libertad de culto, permitia la práctica de todas las religiones por igual"

S.S. Melquiades
31° Sucesor de San Pedro
[310-314]

Su nombre está relacionado con el acontecimiento histórico-político más importante de la vida del Cristianismo de aquellos años: el edicto de Constantino, promulgado en Milán en el año 313, gracias al cual la religión cristiana podía profesarse libremente al igual que cualquier otra religión del imperio, sin más miedo a la persecuciones

La libertad sancionada por la ley, junto con otras ayudas ofrecidas por la autoridad imperial permitió que la religión cristiana se expandiera desmesuradamente hasta invertir las proporciones anteriores respecto a la religión pagana. Muy pronto se convirtió en religión del Estado y entró por derecho y con pleno título en la historia del mundo. A sugerirle y hacerle madurar en Constantino la idea del edicto contribuyó seguramente la madre S. Elena y la hermana S. Constancia, ya cristianas, pero incidió aún más una consideración de oportunidad política

Los cristianos ya eran demasiados y estaban presentes en todos los sectores de la vida social y política, desde los más bajos hasta los más altos. Constantino dio a Melquíades un templo de las ninfas en el palacio de los Letranes que fue transformado en baptisterio. A su lado hizo construir la basílica de S. Juan de Letrán

Edicto de Tesalónica

"Decretaba a la fe de la Iglesia Católica, como la religión oficial del Estado Romano"

S.S. Dámaso
36° Sucesor de San Pedro
[366-384]

Vivió para dar la bienvenida al famoso decreto de Teodosio I, "Del fide Católica" (27 Feb., 380) que declaraba como la religión del Estado Romano aquella doctrina que San  Pedro había predicado a los romanos y de la cual Dámaso era su cabeza suprema (Cod. Theod., XVI, 1, 2

Edicto de los emperadores Graciano, Valentiniano (II) y Teodosio Augusto, al pueblo de la ciudad de Constantinopla.



«Queremos que todos los pueblos que son gobernados por la administración de nuestra clemencia profesen la religión que el divino apóstol Pedro dio a los romanos, que hasta hoy se ha predicado como la predicó él mismo, y que es evidente que profesan el pontífice Dámaso y el obispo de Alejandría, Pedro, hombre de santidad apostólica. Esto es, según la doctrina apostólica y la doctrina evangélica creemos en la divinidad única del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo bajo el concepto de igual majestad y de la piadosa Trinidad. Ordenamos que tengan el nombre de cristianos católicos quienes sigan esta norma, mientras que los demás los juzgamos dementes y locos sobre los que pesará la infamia de la herejía. Sus lugares de reunión no recibirán el nombre de iglesias y serán objeto, primero de la venganza divina, y después serán castigados por nuestra propia iniciativa que adoptaremos siguiendo la voluntad celestial.»


Dado el tercer día de las Kalendas de marzo en Tesalónica, en el quinto consulado de Graciano Augusto y primero de Teodosio Augusto

El León de Münster

Su valor y sus duros sermones contra Hitler, pronunciados desde el púlpito de la catedral de Münster, dieron la vuelta al mundo. El papa Pio XII le escribió para manifestarle todo su apoyo y gratitud

Clemens August Graf von Galen
El opositor más empecinado del programa nacionalsocialista anticristiano

Fue uno de los primeros obispos alemanes no solo en intuir y desenmascarar con extrema lucidez y firmeza el peligro de la ideología neopagana del nazismo, sino también en denunciar con fuerza y públicamente las violencias y barbaries del terror nazi.

Nec laudibus nec timore. (Ni por alabanzas ni por amenazas)  Este era el lema elegido por el imponente prelado alemán. Lo intrépido de aquel nec timore quedó enseguida demostrado


En su primera carta pastoral, para la Cuaresma de 1934, desenmascaró la ideología neopagana del nacionalsocialismo. En los años siguientes defendió continuamente la libertad de la Iglesia y de las asociaciones católicas, así como la enseñanza de la religión. En un sermón en la catedral de Xanten, en la primavera de 1936, acusó abiertamente al régimen nacionalsocialista de discriminar a los cristianos, encarcelarlos y hasta matarlos.


Mons. Clemens August von Galen fue uno de los obispos que Pío XI invitó a Roma en enero de 1937 para conversar con ellos sobre la situación en Alemania y para preparar la encíclica "Mit Brennender Sorge" (Con gran preocupación), en la que el Papa acusó al régimen nacionalsocialista ante la opinión mundial



Gran resonancia mundial tuvieron más tarde, como punto culminante de su resistencia abierta contra el regimén nazi, los tres famosos sermones que pronunció en el verano de 1941 ―el 13 de julio y el 3 de agosto― en la iglesia de San Lamberto y ―el 20 de julio― en la parroquia de Nuestra Señora en Münster, llamada "Überwasserkirche"; en ellos condenó los abusos del Estado y reclamó el derecho a la vida, a la inviolabilidad y a la libertad de los ciudadanos.

Fustigó duramente el asesinato de los discapacitados físicos y mentales por considerarlos "improductivos". Por su actitud valiente fue llamado "el León de Münster".

La autoridad nacional se sintió fuertemente herida y quería detenerlo y asesinarlo, pero temió perder el apoyo de la población católica de la diócesis de Münster para el tiempo de la guerra.

El obispo sufrió mucho porque en su lugar llevaron a campos de concentración a 24 miembros del clero secular y 18 del clero regular, de los cuales 10 perdieron la vida


En los difíciles meses de la posguerra, muchas personas recurrían a él. Se opuso abiertamente a las autoridades de ocupación cuando se quería cometer alguna injusticia. Contradijo enérgicamente a la opinión entonces dominante de la culpabilidad colectiva de todos los alemanes.

Pío XII lo creó cardenal el 18 de febrero de 1946, como reconocimiento a su actitud intrépida durante el período del nacionalsocialismo. Los fieles que llenaban la basílica de San Pedro aplaudieron cuando recibió de manos del Papa la dignidad cardenalicia. Al regresar a la diócesis, el 16 de marzo de 1946, fue acogido con entusiasmo por una gran multitud. Ante las ruinas de la catedral destruida pronunció su último discurso. Al día siguiente, después de una operación quirúrgica, enfermó de gravedad. Murió el 22 de marzo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla de San Ludgero de la catedral derruida



Fue un hombre de fe profunda y muy piadoso, como lo atestiguan sus cartas; uno de sus primeros actos pastorales fue la institución de la adoración perpetua en la iglesia de San Servacio de Münster. De su oración profunda sacaba fuerza para su inquebrantable resistencia a la injusticia e inhumanidad de los poderosos nacionalsocialistas y para su acción pastoral. Muchas veces, al alba, peregrinaba al santuario de la Virgen en Telgte para suplicar la protección de la Madre de Dios. Sigue siendo también hoy modelo para afrontar la "dictadura" de la moda o de la opinión pública, y enseña que se debe sacar la fuerza para ello de la fe personal y de una religiosidad auténtica.